Somebody That I Used To Know- Gotye
Como ley moral, mi cabeza me ha comunicado su última
imposición.
“Hay que saber ordenar”
Reconozco que he tardado en aprenderla y mucho más en
automatizarla. Hacerlo bien no es fácil pero por lo que parece, el resultado
puede ser muy satisfactorio.
En lo que parecía un día más, normal y corriente, ha
resultado ser el día más ordenado en hace
mucho tiempo.
Mucho me temo que para algunos probablemente el día haya acabado
un poquito más desordenado de como lo han empezado.
Y es que en esto del orden, ya se sabe, todo puede ser una
lotería.
Yo me encuentro en mi desorden... y ...desordeno todo lo que
encuentro.
No sé si llamarlo manía o simplemente rebeldía.
He puesto algunas piezas en su lugar, también os digo que ya
tocaba, tampoco lo voy a negar.
A la señora de la limpieza que se aventura cada semana en mi
cuarto mi madre le ha encargado un altar, mi mejor amiga la quiere contratar y
yo no veo el momento de deshacerlo en cuanto abre la puerta y se va.
“Ese cuadro está muy recto, esa taza no era blanca ni esa
camiseta pa´planchar”
Cada cosa en su lugar
Así que convierto en rutina lo que para mí es fortuito,
recomiendo eso de atarse un pañuelo a la cabeza, ponerse pantalones anchos y
los brazos en jarras, respirar profundamente y casi ni saber por dónde empezar.
“Hoy es un día perfecto para ordenar”. Arremangarse la camiseta y empezar a tirar.
Aquello que ya no sea imprescindible. Aquello que olvidamos que tenemos y a los años tampoco
haga ilusión recuperar.
Y con aquello, de vez en cuando, también me refiero con
aquello/as.
Y eso si soy sincera, que lo soy…. La verdad es que cuesta
más.
En el fondo hablo de madurar.
Y sino que me lo digan a mí que para hacerlo, tuve que
perder para ganar.
Y por ganar, casi me pierdo a mí misma.
Y por perderlo a él, casi me gano la ruina.
El peor año de mi vida, con diferencia, me está enseñando a
madurar. A cagarla y rectificar, que en esencia es lo importante. Demostrar cuanto
nos cuesta reaccionar.
Si algo es importante, cueste lo que cueste, terminamos por
rectificar.
Alguien a quien solía conocer habría apostado por perder.
Y así fue.
Alguien a quien solía apreciar se compromete a llamar para
rectificar y acaba escondiéndose en un bar. Sin saludar.
Patético, siempre me ha gustado esa palabra para calificar. Cobarde
me parece demasiado fuerte.
Llena de polvo de tanto ordenar he mirado con mimo mi nueva
habitación.
Creo que tengo todo lo necesario.
La verdad es que de eso me iré
dando cuenta con el pasar de los días.
Recomiendo hacerlo de vez en cuando aunque duela un poquito
quitar esas molestas espinas que se empeñan en seguir clavadas en la piel, sin
valentía para caerse dignamente de tus días.
Lo verdaderamente importante y creo que es lo que mi cabeza
busca la forma de comunicarme es que todo encaja en la posición correcta, y
encontrar dicha posición es el verdadero reto de ordenar.
Hay piezas de puzzle
que encajan a la primera y sin esfuerzo, de ahí que surjan risas por cualquier
tontería, cervezas a los pies de tanto girar, alegrías ante cualquier novedad o
ausencia de excusas para las ganas de quedar.
Sin embargo, hay piezas que o nunca se las han arreglado
para encajar o simplemente han cambiado de tanto rodar y poco a poco van
olvidándose de continuar.
Y cuando eso pasa, es momento de ordenar.
Cuando la pieza del puzzle que te representa no ocupa el
mismo lugar en el mural de los demás que su pieza en el tuyo…
… siento decirte… es vital ordenar.
Cada uno en su lugar.
Si han decidido salir
quien eres tú para mantenerlos dentro de esa puta leonera.
Hasta
otra y carretera.
AMB
Como mola verte sonreír, escuchar tus carcajadas buenéficas y verte saltar/corretear por la calle...
ResponderEliminarPdt.:
Si has ordenado tu habitación hazle foto para que la enmarque tu madre!!!!!