i'll keep moving through the dark with you in my heart.
A tu salud me encontrarás brindando en cada uno de los
buenos momentos que decidan conocerte en este pasar de los días en que, a fin
de cuentas, se resume la vida.
A vuestra salud, sí, la vuestra, la de aquellos que sabiendo
que no me cuadra un engranaje en la máquina os plantáis en casa con víveres
suficientes como para sobrevivir en una isla desierta tres años, os cruzáis de
piernas y comenzáis a explorar las cien maneras de hacer que el engranaje entre
y gire.
-“A ver, cojones, que esto no puede ser tan difícil”.
A la salud de aquellos qué sabiendo que algo anda mal,
avasallan mi móvil (con llamadas, como debe ser, nada de mensajes, que la voz
no engaña) y se las ven crudas para hacerme hablar, aquellos que van más allá
del simple, "¿Qué tal, cómo estás?". Y se quedan para escuchar el final.
A la de aquellos qué, al margen de sus circunstancias,
siempre guardan un ratito para alguien que los necesita, los que cogerían un
avión contigo sin necesidad de saber dónde aterrizarán, los que planean su vida
y te reservan un hueco concreto, “pase lo que pase”.
A los que ponen la amistad por encima del orgullo.
A la salud de los de verdad.
A los que valen para
algo más que salir de fiesta.
A la salud de los que me demuestran sus palabras con hechos,
de los que no se queda en bonitas palabras y “ya si eso hablamos”.
A la salud de LAS que, aún cansadas de trabajar toda la
noche, pagan su margarita y se vienen a bailar.
A la salud de mi madre, que la muy jodida siempre tiene
razón cuando dice que a los mejores amigos los encuentras siempre en los peores
momentos, “Recuerda siempre como se encuentra el oro, separando toda la mierda
de alrededor”.
AJÁ
A mi salud, también, porque si personas como ellos me
rodean, será que lo estoy haciendo más que bien.
Ojalá todos los que estéis leyendo esto, podáis llegar a la
conclusión de que tenéis a vuestro lado personas capaces de hacer esto y más.
Sin embargo, para poder brindar por personas así, uno mismo
debe saber estar a la altura de las circunstancias y ser la otra cara de la
moneda, dejar horarios para otro día y dedicar el día siguiente simplemente a
enseñar a un amigo a beber y a auto-valorarse.
Entiendo que esto no es un toma y daca, no siempre el frisbee
vuelve a tu mano, hay veces que se pierde o simplemente se queda atrapado en
las ramas de algún árbol. Que le vamos a hacer.
En el fondo gano más que pierdo.
Ya estoy un poquito más cerca del oro.
Sin necesidad de poner a cada uno en su lugar, cada cual que
adopte su asiento en la fila que crea conveniente.
A vuestra salud.
AMB
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