domingo, 1 de abril de 2018

Astillas

                                                                                                         "-¿Quién puede medir el calor y la violencia         
                                                                                                                  de un corazón de poeta apresado y 
                                                                                                                 embrollado en un cuerpo de mujer?

                                                                                                      Virginia Woolf
 
In Hell I'll Be In Good Company- The Dead South

El cuerpo me avisa. Y sigo sin acostumbrarme a ello.

Los latidos se aceleran, me noto inquieta y absolutamente nada consigue mantener mi atención por mucho tiempo. Ni la uña del pulgar sobrevive a mis dientes.
Pauso la serie que tengo delante, sintiéndolo mucho mi querido Thomas Shelby, te veo en un par de horas.
Mis perros, una vez más, demuestran conocerme mucho mejor que yo misma. No me averguenzo de ello, con ellos soy mucho más sincera que con la persona que me mira a través del espejo. Se han quedado dormidos en el sofá pensando algo así como: "hasta dentro de un buen rato, ésta no nos va a dar mal".

Los cuatro sabemos que tienen razón y:
me he puesto a escribir.

Porque ya era del todo insoportable. Yo, conmigo misma y mis mierdas.

Toda esta mierda de introducción es porque no tengo muy claro como empezar. Sólo tengo claro el título y estoy en esa fase en la que tengo permiso para borrar.
Por lo tanto comienzo con mi verborrea habitual, esperando ser luego lista al tachar.
No es que tenga mucha "fe" en que vaya a gustarme. Pero si he dejado a Thomas Shelby en segundo plano tendrá que merecer la pena.

Prefiero decirlo antes de que me estalle. Sea lo que sea lo que tengo que sacar.

De esta manera si estalla, que lo haga dentro de ese músculo tuyo que rige todos tus actos, el mismo que recibe tu sangre y te hace gritar de dolor cuando lo golpean, ese cobarde que tienes escondido entre tus costillas.

Malpensado.




¿Acaso alguna vez te has preguntado todo lo que dejas tras tu paso? 

¿No te gustaría ver qué partes de esta habitación son las que quedan en pie cuando sueltas el picaporte y giras la esquina?


¿No te atreves a girar la cabeza y ver lo que queda cuando el discurso acaba por miedo a no saber improvisar?


Si por un casual tú no te lo preguntas y ni tampoco quieres escucharlo... volveré a hacerlo una vez más, eso que odiabas y me decías que tenía que aprender a parar: Decir en voz alta todo lo que me de la gana sin filtrar.
Si por otro casual, tú lo escuchas y te sientes identificado, entonces.... entonces te j#des.

Astillas
 
Eso es lo que soy y eso es lo que queda.

Al menos ahora.              Que no siempre.                   Ni por mucho.

Una palabra que para todos aquellos que no seamos ni tú ni yo.
                                                                     (O quién sabe) ni él ni ella, carecerá de total sentido.

De eso os habeis privado, de hacer aquello que se os daba tan bien.

Dotar de sentido a una historia de comienzo moribunda. Pasando el final como si de un Word se tratara, borrando a vuestro antojo el capítulo maldito para el que nunca encontrasteis consenso en su desenlace.

Hasta hoy.

Resulta que se ha puesto a corregir todas las faltas de ortografía que tú le escribías y se ha dado cuenta que estirásteis demasiado esa historia.

Cayó un protagonista más.

Como me pediste una vez mientras bailabas borracho en la barra de algún bar:
                 "un día deberías escribir sobre nosotros"
Yo me reí y bebí de mi cerveza y tú lo dejaste pasar y no volviste a pedirlo más. Pero el hecho de que no haya podido dejar de pensar en esa frase hace que hoy deba soltar la anilla a la granada y colocarla en el preciso lugar.

Tienes que reconocer que la piedad anda por entre estas líneas.
Sabes como soy. Suelo ser mucho peor.


Pero no he podido evitarlo, el corazón se ha puesto a latir y el cuerpo me ha avisado que debía escribir. Es sólo culpa tuya que haya sido sobre ti.
                                                                   sobre vosotros.
                                                                   sobre mí.
                               ( A veces ni yo misma logró saberlo con certeza.)

Os estoy escribiendo mi propuesta para aquel capítulo maldito para el que nunca encontrabais desenlace. Ella me ha servido de inspiración.

En él, ambos estáis escritos con menos astillas de las que teníais cuando lo empezasteis y éste si que ha pasado por todos y cada uno de los filtros que me decías tenía que aprender a manejar.

Te lo paso por debajo de la vieja y destartalada madera que hizo las veces de vuestra puerta, metido dentro de un sobre escogido al azar.
Lo verás entre la quinta y la octava costilla, estoy segura que ahí lo encontrarás pero:
                                            ¡Cuidado!, puede salpicar.





                                                                                                                                      AMB

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Me acuerdo de ti



                                                                                                    "But nothing else could ever take you away"
I remember you- Skid Row





Varias historias  se han escapado de ser plasmadas en esta leonera. Desafortunadamente, me atrevería a decirlo así, la memoria es una de las pocas cosas a las que me esfuerzo en mantener alejada del polvo.


Este capítulo será conciso.     Necesito que así sea.


Allá voy. 


Me acuerdo de ti.


Ahora.


Pero lo más triste es que tenga que acordarme de ti de aquí en adelante. Porque eso solo significa que no estás. 


Por más que he intentado evitarlo me temo que, si no formabas parte de esto, iba a ser incapaz de pasar página y ponerle un título al siguiente texto. Este texto que, simplemente, no tendría que ir sobre ti, no tendría que existir.

Porque este es uno de esos que escribo con un sabor de boca salado.


Y todo porque…


Me acuerdo de ti.


Me enfada tener que acordarme porque así como el dicho dice: No es ley de vida.  No ahora. No todavía.


Por eso,  ahora no tendría que acordarme de ti.


Y el hecho de tu recuerdo me hace reflexionar sobre varias cuestiones que mantenía en ese estado semiconsciente. Esas cosas que todos sabemos pero que debido a su valía pasan a un segundo plano porque… si permanecieran por siempre en la consciencia difícilmente podríamos seguir viviendo.


Y porque esas cosas siguen haciéndolo y tú no, es precisamente por lo que me acuerdo de ti.


Hay pocas cosas menos que me apetecerían ahora mismo que estar acordándome de ti.


Pero aquí me hallo… justamente acordándome de ti.


Me acuerdo de ti, riendo(te)/(me).


A pesar de que no me desagradan para nada los puntos y finales, debo confesar que jamás un punto y final fue tan suspensivo.



                                                                  Me acordaré de ti...


AMB

martes, 3 de enero de 2017

El día que escriba sobre ti

                                                                                           "Le escupiré al pantano...y lo haré sin llorar."

Millions reasons-Lady Gaga 



El día que escriba sobre ti,
Te aseguro, sentirás lo crudo que puede llegar a ser un invierno.
Haré de febrero el mes más largo y no solo porque me pase 28 días cagándome, todos ellos, en tus muertos.
Te acompañaré a todos esos momentos en los que cruzaste la puerta y nos olvidamos de los dos besos. Y ahora ya no existe piedad que reclamar a ese ejecutor al que solemos llamar tiempo.
 
 
El día que escriba sobre ti, 
Será cuando entienda que es verdad eso de que todo llega y ni yo ni nadie podríamos haberlo evitado.
Una habitación de hospital a la que no perteneces. No es solo porque no quiera verte ahí, es por el hecho de que incluso aunque quisiera, no podría.
Todos esos recuerdos pasarán a ser otra de las cosas que tendría que salvar en caso de incendio.

El día que escriba sobre ti,
Te aseguro, el mundo se quedará un poquito más pobre.
Mientras de la manera más estoica posible, y ni con esas  me acercaré una miseria a todo lo que sé está a punto de llegar, me obligaré a reabrir la veda de todos esos vanos intentos que llevan persiguiéndome 12 años en noches enteras en las que mi único objetivo ha sido escribir sobre ti.


El día que escriba sobre ti,
Y una vez cicatrizada, voy a ser cruel.
Joder, vaya que si lo voy a ser,  porque me la estás quitando.
Y me gusta pensar que aquel que se atreve a quitarme algo, sufre por cien.
No es nada nuevo: A las malas, soy la mejor.



El día que escriba sobre ti,
Lo marco en futuro, porque hoy por hoy, no tengo valentía suficiente para hacerlo.
Durante esas tres horas en las que calculo, humildemente, me saldrá algo medio decente que salvar entre tanto garabato, me daré permiso para nombrarte.
Tratará sobre todo aquello que me has enseñado, sobre todo aquello de lo que ya no te acuerdas.
Retomaré estas líneas y les pondré un desenlace lo más digno posible, pero lo haré el día en el que sé que ya no me vas a leer.


 



Continuará…
                                           …el maldito y único  día en el que, sin quererlo , escriba sobre ti.


AMB
 

sábado, 3 de diciembre de 2016

Bienvenidos a mi leonera personal

                                               
Madness- Muse




Mis sentidos se agudizan.
Soy un felino intentando sobrevivir en esta oscuridad.
Mis garras deciden avanzar y esta vez no voy a pararlas.
Confío en ellas.
Se lo han ganado.
Han desgarrado alguna que otra conciencia y han dejado cicatrices al pasar.

A veces, la cosa solo consiste en tener las uñas afiladas. 
Nunca sabes cuando las vas a necesitar.

Me concentro en mis sentidos. 
Los músculos adoptan la tensión del escrutinio. 
Cualquier distracción podría resultar fatal.

El corazón prepara a mi cuerpo para atacar, 
en cualquier momento, 
ante cualquier variación del aire, 
ante cualquier sonido que delate la posición.

Enseño los dientes y permito que vean los colmillos afilados. 
Sé que hay ojos observándome, 
esperando el momento oportuno, 
el momento de saltar.


No respires.
Ya no hay vuelta atrás. 

Bienvenidos, a mi leonera personal.







miércoles, 4 de mayo de 2016

Entre raíles

                                                                                           El viaje más largo empieza, siempre, con el primer paso



Somewhere Over the Rainbow


Todo empieza con un ordenador un día cualquiera.

Y nueve años más tarde me veo montada en un tren hacia, simplemente, el siguiente país... ya veremos cual será.
Donde nueve años de distancia los pone fin un avión, y consigo por fin, asociar un olor y una sensación a nueve años de imaginación.

Un aeropuerto es el lugar donde, finalmente, continuaron nuestros, hasta ahora, siempre puntos suspensivos.

En una experiencia extraña en la que despiertas en París, paras a comer en Bruselas y terminas durmiendo en Amsterdam.
Donde los rostros que encuentras a tu alrededor no se parecen en nada a los de casa y ni hablar del idioma...
 
En un sin parar de días en los que todo lo que necesitas cabe en una mochila que no pesa más de 10 kilos y tu posesión más preciada pasa a ser de nuevo algo hecho de papel. 



 Me imagino como un punto en movimiento en el mapa, marcando con la punta del lápiz el lugar en el que me encuentro mientras trato de evitar echar la vista abajo y ver todo lo que me separa de lo y los que conozco.
Al final, acabo cerrando el mapa por esa línea que son los pirineos tratando de autoengañarme para así negar la existencia de esa península durante los próximos 20 días...No vaya a ser que aparezcan tentaciones de volver a casa. Y eso es, ahora mismo, totalmente impensable. 

Necesito demostrarme a mí misma que puedo hacer esto
Sé que puedo salir de mi zona de confort y disfrutarlo. 
                                 ¡Y vaya si lo disfruté!

Quién me iba a mí a decir que un tren puede ser tan cómodo y hacer las veces de casa.
Y las estaciones... con sus bancos fríos, las que los tenían.
Esas horas de espera, esas voces metálicas que anuncian tu tren, las carreras por entre los andenes y el perfeccionamiento de la técnica de "esquivo o derribo" en plena maratón.

Recuerdo la sensación de estar tan cansada que dolía hasta reír, los chupitos de veneno en un karaoke cualquiera y la bronca de la policía simplemente por no saber el camino de vuelta a casa.
También recuerdo el silencio al sabernos juntos el último día... El minuto que marca la diferencia entre Budapest o Viena., la decisión de pedirle al viaje un día más los tres juntos. 

El evitar que fuera en Praga la despedida, empeñados en retar al tiempo y, en definitiva a lo inevitable, cogerle ventaja al destino, y dar el último abrazo entre lágrimas, a punto de perder el último tren a las 6 de la tarde.
 Separarnos en Roma y no parar de llorar hasta Milán.


                        Expertos en apurar hasta el límite.

                      
                         No he vuelto a coger un tren desde entonces. 

Pero a menudo me fijo en aquellos que los esperan en la estación, y mentiría si dijera que no nos veo a nosotros tres cantando y bailando, hablando de estadísticas o simplemente escuchándonos hablar por teléfono con “dios sabe quién “ y pensar “a saber qué coño le estará diciendo”. 
 Curarnos los pies hinchados y aprender las manías y rituales de cada uno: el brasileño siempre prefiere la litera de arriba y al colombiano le cuesta despertarse una media de 40 minutos.




Esa mezcla de culturas que fueron los veinte días en que se construyó nuestra torre de Babel
En la que una pregunta se hacía en castellano, se contestaba en portugués y se vivía en inglés.


Pienso en nuestra aventura y no puedo evitar llevar la cuenta de la hora en la que estaréis vosotros cuando para mí son las 3 de la tarde. Joder ojalá fuera más fácil quedar simplemente a tomar un café; ojalá no tuviera que esperar años en volvernos a ver.


 
Un brasileño, un colombiano y una española. 


A saber cuándo se vuelven a ver...


                                  


                                           ...en una de éstas.

AMB