jueves, 23 de octubre de 2014

Imperfectos


                                                                                                                                                                     En otra vida
                                                                                                                                                                     En otro mundo
                                                                                                                                                                     Pero a tu lado



Pero a tu lado- Los Secretos


Tengo en el suelo de mi habitación más puzzles inacabados que completos. 
Ya sabéis, muestras de mi esfuerzo limitado, aburrimiento y poca constancia. Son laberintos en los que me he ido por la tangente, eso sí, pagando el precio de la curiosidad.


He jugado a ser Dios. Y como él, mi creación resultó imperfecta.





A mi lado tengo rostros curtidos de decisiones voluntarias o impuestas que en su mayoría han pasado en inicio por mi juicio.
Tengo un puñado de promesas en el aire compitiendo entre sí y buscando el equilibrio en el hecho improbable.

He jugado a ser conciencia. Y como a ella, se me ha tildado de imperfecta.

Otro puñado de arena que por más que intento retener, se escapa paciente por entre las líneas de mis manos, es un goteo lento a la vez que constante, no cesa por más que me esfuerzo en formar el cuenco más profundo que puedo. 
Los tendones se tensan y duelen, duelen tanto que me pregunto  si no se romperán o como poco se atrofiaran quedándose siempre así.
En mi mano van quedando, tras los años, los granos de arena más duros,  compactos , oscuros y ásperos; resulta que los más finos cayeron primero.
Desde mi perspectiva puedo ver una montañita de arena acabada en pico rozando el dorso de mi mano izquierda, puedo ver el último grano de arena caído.
 Por el contrario, en la palma de la misma quedan ahora ni la mitad de los que están en el suelo.



La mano se va cerrando, los dedos se doblan hacia la zona central de la palma y el pulgar acude de manera protectora sobre ellos, la sangre se desplaza rauda a esa zona del cuerpo y la mano se convierte en puño que empieza a temblar, de tener uñas acabarían clavadas en la carne.

En ese mismo momento me doy cuenta de que todo en mí resulta imperfecto.

Estoy rodeada de seres imperfectos buscando como locos la parte que algún día se olvidaron en un bar, se quedó enroscada en las sábanas o se empeñaron en cortar.

Llenos de celo por las fisuras, curándose las quemaduras que otras faldas dejaron al pasar.  Estancados en historias imposibles de iniciar, llenos de amargura y no saben ni cantar.

Gargantas que se quedaron sin voz en el momento en que más debieron gritar y manos curtidas que se negaron a trenzar.

Llantos a media voz y carcajadas a voz entera.

Labios pidiendo treguas en salivas equivocadas y guitarras de cinco cuerdas, una de ellas de tender, sonando más o menos bien.




Nubes de humo en pulmones sedientos de algo más de oxígeno, ojos mentirosos y algún que otro puñal a corazón ajeno.
Rotos cual cristales que no piensan ni barrer,  Indecisos entre ahogarse o echarse a correr.

Y yo ya no sé qué hacer.
 No sé qué excusa usar para explicar que las piezas que les faltan hace tiempo las tiré.
Las tiré…
                …para hacerlos imperfectos, rotos, magullados, incompletos…
                … para hacerles entender que están mejor buscándose, solamente a mi modo de ver.

Los veo buscándose unos a otros, con la mirada perdida y la mandíbula desencajada, con el pie izquierdo encima del derecho e intentando saltar como si nada.

Ladrando estribillos a una farola, se suben las medias que ya no aguantaban, andando deprisa a ver si con esas se escapan las horas, que aún queda tiempo hasta la madrugada.

Me imaginé la década de los 20 de mil maneras, pero no de esta tan imperfecta, será que la realidad nunca dejará de sorprenderme, aunque yo me crea muy lista, sólo necesito una pista, y prometo acabar este puzzle enrevesado.

Prometo no mirar demasiado al pasado.

Así que en esas me pillas, buscando la pieza perdida mientras tres veces se ha parado ese disco y dos velas van ya encendidas.
Y en la canción ocho, cantando secretos, la he visto sobresaliendo un poquito por debajo de la cama, la he mirado con rabia de tanto que la buscaba.
He mirado dos veces para cada lado, como quien está a punto de hacer algo malo, un solo empujoncito ha bastado para meterla entera por debajo, a ver sino sobrevive al polvo y queda siempre incompleto.

Tan imperfecto me ha quedado que es mi puzzle favorito.

El más valioso.

Y es que entre tantos cuadros colgados  cogidos con pinzas de medio lado, me quedo con el único que está en el suelo, todo todito estampado… de tenerlo todo perdido me quedo con los únicos que nos lo hemos ganado.


                                                                                                          AMB