En otra vida
En otro mundo
Pero a tu lado
Pero a tu lado- Los Secretos
Tengo en el suelo de mi habitación más puzzles inacabados
que completos.
Ya sabéis, muestras de mi esfuerzo limitado, aburrimiento y poca
constancia. Son laberintos en los que me he ido por la tangente, eso sí,
pagando el precio de la curiosidad.
He jugado a ser Dios. Y como él, mi creación resultó
imperfecta.
A mi lado tengo rostros curtidos de decisiones voluntarias o
impuestas que en su mayoría han pasado en inicio por mi juicio.
Tengo un puñado de promesas en el aire compitiendo entre sí
y buscando el equilibrio en el hecho improbable.
He jugado a ser conciencia. Y como a ella, se me ha tildado
de imperfecta.
Otro puñado de arena que por más que intento retener, se
escapa paciente por entre las líneas de mis manos, es un goteo lento a la vez
que constante, no cesa por más que me esfuerzo en formar el cuenco más profundo
que puedo.
Los tendones se tensan y duelen, duelen tanto que me pregunto si no se romperán o como poco se atrofiaran
quedándose siempre así.
En mi mano van quedando, tras los años, los granos de arena
más duros, compactos , oscuros y
ásperos; resulta que los más finos cayeron primero.
Desde mi perspectiva puedo ver una montañita de arena
acabada en pico rozando el dorso de mi mano izquierda, puedo ver el último
grano de arena caído.
Por el contrario, en la palma de la misma quedan ahora ni
la mitad de los que están en el suelo.
La mano se va cerrando, los dedos se doblan hacia la zona
central de la palma y el pulgar acude de manera protectora sobre ellos, la
sangre se desplaza rauda a esa zona del cuerpo y la mano se convierte en puño
que empieza a temblar, de tener uñas acabarían clavadas en la carne.
En ese mismo momento me doy cuenta de que todo en mí resulta
imperfecto.
Estoy rodeada de seres imperfectos buscando como locos la
parte que algún día se olvidaron en un bar, se quedó enroscada en las sábanas o
se empeñaron en cortar.
Llenos de celo por las fisuras, curándose las quemaduras que
otras faldas dejaron al pasar.
Estancados en historias imposibles de iniciar, llenos de amargura y no
saben ni cantar.
Gargantas que se quedaron sin voz en el momento en que más
debieron gritar y manos curtidas que se negaron a trenzar.
Llantos a media voz y carcajadas a voz entera.
Labios pidiendo treguas en salivas equivocadas y guitarras
de cinco cuerdas, una de ellas de tender, sonando más o menos bien.
Nubes de humo en pulmones sedientos de algo más de oxígeno,
ojos mentirosos y algún que otro puñal a corazón ajeno.
Rotos cual cristales que no piensan ni barrer, Indecisos entre ahogarse o echarse a correr.
Y yo ya no sé qué hacer.
No sé qué excusa usar
para explicar que las piezas que les faltan hace tiempo las tiré.
Las tiré…
…para
hacerlos imperfectos, rotos, magullados, incompletos…
… para
hacerles entender que están mejor buscándose, solamente a mi modo de ver.
Los veo buscándose unos a otros, con la mirada perdida y la
mandíbula desencajada, con el pie izquierdo encima del derecho e intentando
saltar como si nada.
Ladrando estribillos a una farola, se suben las medias que
ya no aguantaban, andando deprisa a ver si con esas se escapan las horas, que
aún queda tiempo hasta la madrugada.
Me imaginé la década de los 20 de mil maneras, pero no de
esta tan imperfecta, será que la realidad nunca dejará de sorprenderme, aunque
yo me crea muy lista, sólo necesito una pista, y prometo acabar este puzzle
enrevesado.
Prometo no mirar demasiado al pasado.
Así que en esas me pillas, buscando la pieza perdida
mientras tres veces se ha parado ese disco y dos velas van ya encendidas.
Y en la canción ocho, cantando secretos, la he visto
sobresaliendo un poquito por debajo de la cama, la he mirado con rabia de tanto
que la buscaba.
He mirado dos veces para cada lado, como quien está a punto
de hacer algo malo, un solo empujoncito ha bastado para meterla entera por
debajo, a ver sino sobrevive al polvo y queda siempre incompleto.
Tan imperfecto me ha quedado que es mi puzzle favorito.
El más valioso.
Y es que entre tantos cuadros colgados cogidos con pinzas de medio lado, me quedo con
el único que está en el suelo, todo todito estampado… de tenerlo todo perdido
me quedo con los únicos que nos lo hemos ganado.
AMB