lunes, 8 de septiembre de 2014

Resaca

                                                                                                                       Juró sólo gritar en las derrotas inminentes.
                                                                                                                       Juró luchar en todos los campos de batalla.

                                                                                Pero al final esa batalla la dejó sin aliento y ya no pudo jurar nunca más.








Un Domingo cualquiera a las 11 de la mañana, uno de esos días en los que el sol brilla más de lo necesario y las persianas nunca son lo suficientemente opacas; tus vecinos se han puesto los tacones para andar por casa y tu mano necesita dos intentos para agarrarse al pomo de la puerta. 
Todo un logro haberse levantado de la cama sin caer.

Ni un café te suena tan apetecible como volver a ese rebullo de sábanas que es ahora mismo tu cama. Pasas de largo del espejo porque todavía no quieres asustarte y vas directo a remojarte la cara a ver si tus nervios espabilan un poco y puedes abrir los ojos de manera normal y corriente.

Pasados 10 minutos parece que ya eres persona más o menos decente y te vas situando espacio-temporalmente.
La sangre ya fluye a una velocidad apta para que tu cerebro comience a recordar la noche de ayer, y con habilidad se inicie en el corta y pega de los pocos cachos que recuerdas.

Resultaría ilógico pensar en aquellos que se han perdido una noche como la de ayer por voluntad propia con mucha palabrería y poca valentía… pero acabas pensándolo y dándole la oportunidad de presenciarse en una gran noche como la de ayer aunque solamente sea en tu imaginación.

Es fácil, sólo tienes que imaginarlo todo pero hace un año, antes de que su  madurez involucionase y decidiera beber a solas su cubata de Jack Daniels.

Porque mentiras muchas, pero su jarra chocándose con las nuestras, pocas.        Qué pena.


¿Qué cojones hacemos para encontrar la salida?
Resaca de recuerdos, a  ver como coño me la quito,
Pronto se te olvido quienes vendaron tus heridas, quienes pagaban tu bebida.

Pensando en una noche cualquiera que fue la de ayer te das cuenta de que él las hizo prescindibles.
Te propones desafiar el ritual específico de transcribir las ideas en palabras, hoy que tienes un cúmulo tan grande de ellas que te bloquean y como consecuencia te queda un ritual específico de… nada.

Igual que los que se agarran a un clavo ardiendo por tener sus manos ocupadas y son capaces de perderlo todo  por miedo a la soledad.

Y todo acaba siendo lo que es, por mucho que nos esforcemos en no ver, él seguirá sin volver.

Presente la mentira en una mesa con veinte ojos y tu lengua viperina, que con orgullo reconozco, hice sudar. 
Ya me conoces, si me retas, tendrás que luchar.

En esa tarde en la fiesta de máscaras, seguirás siendo el ganador. El que desconcertó a trece bocas. Eres el simplón de tu propia actuación.

Aún con todo, decirte que perdiste la máscara en mitad de nuestro baile, decirte que finalmente te vi temblar y dudar, que te vi mentir a desgana, te vi apuñalar sin fuerza para no hacer sangrar.

Confesarte que… cuando nos quedamos solos bailando ibas perdiendo el ritmo, y la razón;  te vi cómo te definiste…


                                                                                                                                   ...un bufón.


Es lo que hay, no disfruto con el baile cuando alguien no está a la altura; así que la canción con tu nombre se nos quedó a medias. Sin las tintas.
Agotados, como se nos quedaron las ganas de salvarte.

Resaca de recuerdos, a ver como coño me la quito,
Acabará cogiendo polvo esta botella de Ron miel
Una de tantas resacas que  no cogeremos a la vez.

Aún con todo sigo acordándome de tus maneras, de las de andar, las de reír y las de bailar, también de las de llorar y gritar, tus maneras de fumar. Aún huelo tu café sólo en alguna mesa de las de tantas. 

He rejuvenecido a tu lado viéndote sonreír por cientos y saltar por miles, cogiendo cualquier hombro a tu disposición para darte impulso, te he visto en tu mejor momento al mirar a escenarios encandilado y sin parar de gritar, a ti, a ellos, a todos, a la nada.

Por todo eso, Me dueles.  Como duelen las causas perdidas y las cuentas sin pagar, las heridas abiertas y las ganas de gritar.

Pasó que el té le gano a la taza de café, a ti que tan oscuro te gustaba. 



Es por eso que eres la peor resaca de mi vida, esa que ya no podré tener.

Eres la única puta resaca que alguien me dejo a deber.


                                                                                        AMB