viernes, 21 de noviembre de 2014

A tantos de Diciembre


                                                            “Estoy dispuesta a quemarme.”



Dancing in the Dark- Bruce Springsteen









A tantos de Diciembre puede que esté leyendo esto mismo que ahora escribo. Podría estar viendo la serie de cuarenta minutos que tengo en pausa, y seguir anestesiada en unas vidas que no se asemejan para nada a la mía, y todas las letras de a continuación nunca hubieran existido.

También podría dormir, pero eso es tan simple que por el momento no entra en mis planes. 
Podría pegarme largos minutos observando la nueva cabecita que ahora duerme en mi cama… sí, eso podría hacerlo durante muchísimos minutos…

Pero lo que realmente espero poder hacer, es poder salvarme a tantos de diciembre.

Leer y que, de una u otra forma, los días vayan avanzado y con ellos la inseguridad que de nuevo vuelve a mí en una situación casi gemela.


A tantos de diciembre, quiero poder incluso reírme de mí misma. Poder felicitarme porque he logrado salir hacia una u otra dirección.

Me siento colgada de un hilo que la verdad no parece muy seguro y, lo que más me cuesta aceptar para que nos vamos a engañar, es que el nudo que me sujeta no está hecho por mis manos, y eso implica confiar.

Y ahí es donde me encuentro, en ese estado de duda e incertidumbre, donde las piernas se dan todo el permiso de aplaudir la una con la otra y las rodillas se rozan en un repiqueteo que, si dejo de esforzarme, también harían mis dientes.
No hablemos ya de las taquicardias y el zumbido en que se ha convertido mi corazón pues su sonido es casi constante. De los latidos que parecen estar hundiéndote un poco cada vez el pecho como ocurre con el bajo en un concierto.  El estómago se anuda y por pasar no pasan ni las ganas. Sólo necesito que las que pasen sean las horas.

Volvemos a estar en el inicio, clavados ante las manillas de un reloj que no se da prisa en avanzar cuando sólo nos podemos preguntar si todavía nos quedará tiempo.
Ahora me doy cuenta de todo lo que haría yo si pudiera recuperar un poquito del tiempo que vanidosamente hemos malgastado.

Quizás un no te vayas, que sé que no vas a volver, hubiera sido suficiente.

Me encuentro tejiendo de nuevo mi propia cuna, dando puntadas rápidas y maltrechas esperando que alguna de ellas esté guiada por un pulso seguro que me mime cuando yo me castigue.

A tantos de diciembre espero escuchar la canción sin que me moquee la nariz y mis párpados entren en duelo unos con otros para no pestañear porque la lágrima es traicionera y está buscando permiso para saltar.

Querré estar a la altura, a tantos de diciembre.
Pero tengo mis serias dudas.


No me gusta necesitar. Me llevo muy mal conmigo misma haciéndolo. Y eso sí que seguro sigue el día tantos de diciembre.

A tantos de Diciembre me propongo volver a ponerlo en mi vida aunque ello me lleve a reconocer que me equivoqué a tantos de febrero con él y su ron miel. No es que lo perdone a él sino que es a mí misma a la que no perdono desde febrero.

Tengo tanto que perdonar que me da miedo empezar a quitar cualquier cosa que implique hacerme meditar, hacerme menos radical, menos visceral. 

Espero poder ser capaz de valorar que no puedo seguir así mucho más, el reloj está apunto de parar…

              …que no puedo seguir sin perdonarme y eso implica traicionarme…

                                                        …cualquier día, a tantos de Diciembre.




AMB

jueves, 23 de octubre de 2014

Imperfectos


                                                                                                                                                                     En otra vida
                                                                                                                                                                     En otro mundo
                                                                                                                                                                     Pero a tu lado



Pero a tu lado- Los Secretos


Tengo en el suelo de mi habitación más puzzles inacabados que completos. 
Ya sabéis, muestras de mi esfuerzo limitado, aburrimiento y poca constancia. Son laberintos en los que me he ido por la tangente, eso sí, pagando el precio de la curiosidad.


He jugado a ser Dios. Y como él, mi creación resultó imperfecta.





A mi lado tengo rostros curtidos de decisiones voluntarias o impuestas que en su mayoría han pasado en inicio por mi juicio.
Tengo un puñado de promesas en el aire compitiendo entre sí y buscando el equilibrio en el hecho improbable.

He jugado a ser conciencia. Y como a ella, se me ha tildado de imperfecta.

Otro puñado de arena que por más que intento retener, se escapa paciente por entre las líneas de mis manos, es un goteo lento a la vez que constante, no cesa por más que me esfuerzo en formar el cuenco más profundo que puedo. 
Los tendones se tensan y duelen, duelen tanto que me pregunto  si no se romperán o como poco se atrofiaran quedándose siempre así.
En mi mano van quedando, tras los años, los granos de arena más duros,  compactos , oscuros y ásperos; resulta que los más finos cayeron primero.
Desde mi perspectiva puedo ver una montañita de arena acabada en pico rozando el dorso de mi mano izquierda, puedo ver el último grano de arena caído.
 Por el contrario, en la palma de la misma quedan ahora ni la mitad de los que están en el suelo.



La mano se va cerrando, los dedos se doblan hacia la zona central de la palma y el pulgar acude de manera protectora sobre ellos, la sangre se desplaza rauda a esa zona del cuerpo y la mano se convierte en puño que empieza a temblar, de tener uñas acabarían clavadas en la carne.

En ese mismo momento me doy cuenta de que todo en mí resulta imperfecto.

Estoy rodeada de seres imperfectos buscando como locos la parte que algún día se olvidaron en un bar, se quedó enroscada en las sábanas o se empeñaron en cortar.

Llenos de celo por las fisuras, curándose las quemaduras que otras faldas dejaron al pasar.  Estancados en historias imposibles de iniciar, llenos de amargura y no saben ni cantar.

Gargantas que se quedaron sin voz en el momento en que más debieron gritar y manos curtidas que se negaron a trenzar.

Llantos a media voz y carcajadas a voz entera.

Labios pidiendo treguas en salivas equivocadas y guitarras de cinco cuerdas, una de ellas de tender, sonando más o menos bien.




Nubes de humo en pulmones sedientos de algo más de oxígeno, ojos mentirosos y algún que otro puñal a corazón ajeno.
Rotos cual cristales que no piensan ni barrer,  Indecisos entre ahogarse o echarse a correr.

Y yo ya no sé qué hacer.
 No sé qué excusa usar para explicar que las piezas que les faltan hace tiempo las tiré.
Las tiré…
                …para hacerlos imperfectos, rotos, magullados, incompletos…
                … para hacerles entender que están mejor buscándose, solamente a mi modo de ver.

Los veo buscándose unos a otros, con la mirada perdida y la mandíbula desencajada, con el pie izquierdo encima del derecho e intentando saltar como si nada.

Ladrando estribillos a una farola, se suben las medias que ya no aguantaban, andando deprisa a ver si con esas se escapan las horas, que aún queda tiempo hasta la madrugada.

Me imaginé la década de los 20 de mil maneras, pero no de esta tan imperfecta, será que la realidad nunca dejará de sorprenderme, aunque yo me crea muy lista, sólo necesito una pista, y prometo acabar este puzzle enrevesado.

Prometo no mirar demasiado al pasado.

Así que en esas me pillas, buscando la pieza perdida mientras tres veces se ha parado ese disco y dos velas van ya encendidas.
Y en la canción ocho, cantando secretos, la he visto sobresaliendo un poquito por debajo de la cama, la he mirado con rabia de tanto que la buscaba.
He mirado dos veces para cada lado, como quien está a punto de hacer algo malo, un solo empujoncito ha bastado para meterla entera por debajo, a ver sino sobrevive al polvo y queda siempre incompleto.

Tan imperfecto me ha quedado que es mi puzzle favorito.

El más valioso.

Y es que entre tantos cuadros colgados  cogidos con pinzas de medio lado, me quedo con el único que está en el suelo, todo todito estampado… de tenerlo todo perdido me quedo con los únicos que nos lo hemos ganado.


                                                                                                          AMB



lunes, 8 de septiembre de 2014

Resaca

                                                                                                                       Juró sólo gritar en las derrotas inminentes.
                                                                                                                       Juró luchar en todos los campos de batalla.

                                                                                Pero al final esa batalla la dejó sin aliento y ya no pudo jurar nunca más.








Un Domingo cualquiera a las 11 de la mañana, uno de esos días en los que el sol brilla más de lo necesario y las persianas nunca son lo suficientemente opacas; tus vecinos se han puesto los tacones para andar por casa y tu mano necesita dos intentos para agarrarse al pomo de la puerta. 
Todo un logro haberse levantado de la cama sin caer.

Ni un café te suena tan apetecible como volver a ese rebullo de sábanas que es ahora mismo tu cama. Pasas de largo del espejo porque todavía no quieres asustarte y vas directo a remojarte la cara a ver si tus nervios espabilan un poco y puedes abrir los ojos de manera normal y corriente.

Pasados 10 minutos parece que ya eres persona más o menos decente y te vas situando espacio-temporalmente.
La sangre ya fluye a una velocidad apta para que tu cerebro comience a recordar la noche de ayer, y con habilidad se inicie en el corta y pega de los pocos cachos que recuerdas.

Resultaría ilógico pensar en aquellos que se han perdido una noche como la de ayer por voluntad propia con mucha palabrería y poca valentía… pero acabas pensándolo y dándole la oportunidad de presenciarse en una gran noche como la de ayer aunque solamente sea en tu imaginación.

Es fácil, sólo tienes que imaginarlo todo pero hace un año, antes de que su  madurez involucionase y decidiera beber a solas su cubata de Jack Daniels.

Porque mentiras muchas, pero su jarra chocándose con las nuestras, pocas.        Qué pena.


¿Qué cojones hacemos para encontrar la salida?
Resaca de recuerdos, a  ver como coño me la quito,
Pronto se te olvido quienes vendaron tus heridas, quienes pagaban tu bebida.

Pensando en una noche cualquiera que fue la de ayer te das cuenta de que él las hizo prescindibles.
Te propones desafiar el ritual específico de transcribir las ideas en palabras, hoy que tienes un cúmulo tan grande de ellas que te bloquean y como consecuencia te queda un ritual específico de… nada.

Igual que los que se agarran a un clavo ardiendo por tener sus manos ocupadas y son capaces de perderlo todo  por miedo a la soledad.

Y todo acaba siendo lo que es, por mucho que nos esforcemos en no ver, él seguirá sin volver.

Presente la mentira en una mesa con veinte ojos y tu lengua viperina, que con orgullo reconozco, hice sudar. 
Ya me conoces, si me retas, tendrás que luchar.

En esa tarde en la fiesta de máscaras, seguirás siendo el ganador. El que desconcertó a trece bocas. Eres el simplón de tu propia actuación.

Aún con todo, decirte que perdiste la máscara en mitad de nuestro baile, decirte que finalmente te vi temblar y dudar, que te vi mentir a desgana, te vi apuñalar sin fuerza para no hacer sangrar.

Confesarte que… cuando nos quedamos solos bailando ibas perdiendo el ritmo, y la razón;  te vi cómo te definiste…


                                                                                                                                   ...un bufón.


Es lo que hay, no disfruto con el baile cuando alguien no está a la altura; así que la canción con tu nombre se nos quedó a medias. Sin las tintas.
Agotados, como se nos quedaron las ganas de salvarte.

Resaca de recuerdos, a ver como coño me la quito,
Acabará cogiendo polvo esta botella de Ron miel
Una de tantas resacas que  no cogeremos a la vez.

Aún con todo sigo acordándome de tus maneras, de las de andar, las de reír y las de bailar, también de las de llorar y gritar, tus maneras de fumar. Aún huelo tu café sólo en alguna mesa de las de tantas. 

He rejuvenecido a tu lado viéndote sonreír por cientos y saltar por miles, cogiendo cualquier hombro a tu disposición para darte impulso, te he visto en tu mejor momento al mirar a escenarios encandilado y sin parar de gritar, a ti, a ellos, a todos, a la nada.

Por todo eso, Me dueles.  Como duelen las causas perdidas y las cuentas sin pagar, las heridas abiertas y las ganas de gritar.

Pasó que el té le gano a la taza de café, a ti que tan oscuro te gustaba. 



Es por eso que eres la peor resaca de mi vida, esa que ya no podré tener.

Eres la única puta resaca que alguien me dejo a deber.


                                                                                        AMB



jueves, 3 de julio de 2014

Amarillo

                                                                                                     A ti, que se han moldeado tus manos con mis lágrimas.




The Idol- W.A.S.P





La he visto esta noche.

Esta noche no ha podido evitarlo, después de tantos años…

Esta noche, ha abierto el cajón de los recuerdos, jugando a reabrirse las heridas que tanto tiempo le costó curar.

No ha echado sal porque no la tenía a mano, aún con todo su cabeza se ha mostrado cruel y se ha puesto a jugar. Al juego del azar, a ver si queman las llamas con la misma fuerza que antaño, apostando si se hecha o no a llorar.

Ha echado un vistazo a vuestra historia y jura que he empezado a leer muy digna.
Finalmente… No ha podido leerte de nuevo.
Y te ha vuelto a enterrar en el rincón más oscuro de su habitación. 
Para que sigas cogiendo polvo.

Siento decirte que ya no dueles como antes.

También me dijo que anoche tuvo el sueño más incomprensible de su vida, y sinceramente, te digo que es otra. Ha cambiado, ya sabes, ha madurado… lo ha conseguido.
 Ella te ha olvidado.

Dice que consiguió la solución cuando tú te marchaste y no le dejaste otra opción.


                                        

“El agua está fría, oscura y ejerce una fuerte presión sobre su pecho.

Odia el mar y todo lo que se le parezca, odia no saber lo que hay en el fondo y curiosamente es dónde se encuentra… de no estar completamente acojonada se pondría a nadar con los tiburones, incluso se atrevería a morderlos.

Las circunstancias la llevaron allí abajo, dos años nada menos, bajo la superficie a saber a cuanta distancia sin poder ver siquiera el amarillo, su color favorito.

El agua está fría y sus pies atados, ha olvidado nadar.
Su piel es suave allí, dos años le hacen convertirse a uno en alguien suspicaz, duro, casi invisible a la vez que efectivo o manipulador incluso.
Las cadenas que la retienen abajo pesan y le hieren en forma de cristales domionutos, cristalinos, que aparentemente apenas si pueden hacer daño, escondidos entre la carne sabe que podrá sacarlos, todos, todos menos uno… desafortunadamente es el que más pesa.

Fue allí, bajo el agua, cuando dejó de ser la de siempre, Ella cambió.

También fue allí, la primera vez que la vio… esa criatura poderosa y elegante, simplemente majestuosa acechando en las sombras y andando impasible en las aguas, sus ojos brillaban y la miraban, nunca otra imagen le resultó tan real.

Descubrió cierta semejanza entre ellas dos, a pesar de ser ejemplares totalmente opuestos.

Una presa y un cazador observándose el uno al otro atentos al primer movimiento que marcará el principio y el final.

Una de esas miradas en las que todo el alrededor se va difuminando y adquiere cierta nitidez la imagen central, una de esas en las que seguir mirando duele.

Observándola con una mezcla de miedo y respeto se percató de esos ojos felinos cubiertos con su típica capa transparente en ellos para poder ver en la oscuridad, su propio filtro de luz… como el filtro de valores de Ella.

Sin más, despertó.

Juró grabarse en la piel ese recuerdo de garras y ojos… esos ojos… amarillos, como el color que tienen los días buenos."


☀                                         


Me ha dicho tantas cosas… y parecía tan sincera… que he dudado si creerla.

Dice que ha superado vuestra rutina, ya sabes, la de pasar los días jugando a ser la parte incompleta. Que ya no se las pasa pensando en cómo os desviasteis el uno del otro sin daros cuenta.

Que le ha gustado leer sus miedos y que hoy en día ya sólo queda el miedo a olvidar, dice que nadie sabe qué pasará mañana pero que siempre podrá saber lo que pasó ayer.

 Y que en esas hojas ni  un minuto dejáis de ser lo que fuisteis, que allí siempre sois y que probablemente siempre seréis, que allí os besáis una vez después de otra, que os veis a lo lejos y ambos corréis para poder estar más minutos juntos puesto que siempre estáis despidiéndoos . 

Dice que allí están el primero y el último de vuestros minutos ocurriendo continuamente una vez tras otra, que sois ambos igualmente protagonistas de una historia que revive igual que mata, dice que si cierra los ojos oye tu voz y posteriormente su risa.

Que como todo buen libro tiene dos tapas y que son ellas las partes que más mira a menudo, pero que aún con todo, dice que vuestro libro no tiene marca-páginas porque no sabe elegir cuál es su capítulo favorito.

Ha terminado diciendo que te desea lo mejor de lo mejor

                                                          ¿A sí? ¿Y qué es?

Que bailes abrazado a otra vuestra canción.  Comenzar otra historia y desear que dure horas.









                                                                                           AMB

lunes, 16 de junio de 2014

Vamos a contar mentiras

                                                                                                                          Miénteme.
                                                                                                         Pero nunca en silencio.



Otherside-Red Hot Chili Peppers



Yo soy perfecta y soy inofensiva.

Casi nunca ofendo cuando te vendo. Te vendería por cualquier causa perdida.

Siempre le diré a tus oídos lo que quieren oír y pondré en mi boca comentarios tuyos sin siquiera someterlos a juicio.

No cogeré jamás un escudo y lucharé en tu batalla gritando que mi amiga es la mejor.
No se me ocurriría decirte: “aquí, amiga mía, cometiste un error.”

                                                                 No, esa no soy yo.



Tampoco me verás alegrarme de tus logros y llorar con tus desgracias, te quitaré el hombro todas las veces que me llames aun cuando se te olvide darme las gracias.

No soy para nada crítica, y dejo títeres con cabeza casi siempre.

Puestos a decir verdades, diré qué:

                                                Jamás escuezo.

No te estoy agradecida y me encanta darte por perdida.


Soy todas estas y más cosas, conmigo el tiento lo primero para que luego no se nos vea el plumero.

Entre el Credo y el creo hay todo un abismo, casi tan grande como el debo y el quiero.

Mentimos al decirnos que todo es tan negro y que podemos entender perfectamente al que tenemos delante…, abusamos de la empatía, como una puta cría.

Que a mí nadie me dice si una cosa me duele o me deja de doler.
Si esta noche corro o me he dejado de correr. JODER!

Escribo sin canciones, esquivando corazones, que no hay filtro ni piedad, por lo que, al grano!  Esta noche iré directa a tus traiciones, de las hechas a susurros, como buenos campeones.

¿Un té?
Lo que sea, pero vamos… “que te voy a joder, pero bien”.
 
Refresca tu garganta, que probablemente la necesitarás, es lo que tiene ir echando anclas en este mar.

No podemos parar.
 ¿Ni siquiera a pensar?
 ¿Para qué?, ¿Para dudar?
¡Ni hablar!
Lo siento, ya no hay tiempo… esto es la cuenta atrás.   ¡A apechugar!

Bienvenidos al mundo de las lenguas viperinas, dueñas de palabras formando parte de nada, de las que fluyen en el viento e influyen a Dios y a ciento, para caer en cabezas vacías sedientas de muebles baratos en los que pasar el rato y dar sensación de normalidad.

Quizás sea ésta la definición de Sociedad.

Sinceridad, como alergia actual.

Hoy te voy a hacer llorar.  Casi sin esfuerzo, ¿Por qué?

Porque soy ella, tu consciencia, la que sabe lo que callas cuando nadie más escucha, canalla.

Duelo porque importo.

Todos tenemos una.

Así que cuidado con el que le damos la batuta del consejo y en el que dejemos recaer el peso de la moralidad, si luego no estamos dispuestos a escucharlo, y nos dejemos llevar.

Más que vértigo tengo miedo a que no estés a la altura. De girarme en esta guerra y verte a ti pisando tierra como un puto caradura.

Vamos a contar mentiras, puestos a contar cualquier cosa, podemos empezar diciendo que existirá un día en el que sin ton ni son, te vendo.

 Vamos a contar mentiras, a ver que conciencia está más tranquila, si la tuya o la mía.


AMB

El Final

                                                                                                                            The end of laughter and soft lies
                                                                                                                             The end of nights we tried to die




The End- The Doors



Cuantas veces existió todo un mundo entre los dos en nuestra cama. Cuantas veces nuestra cama no lo fue.

Cuantas veces has sido para mí el más completo desconocido, ésta y cualquier otra de las mañanas.

Cuantas veces la mayor de las ofensas fue vestirnos con sábanas limpias en lo que pudo ser una noche sucia, pero no lo fue.

Cuántas veces nos supimos ambos dormidos y dejamos el amor como desconocidos para otra ocasión. Cuántas veces la ocasión nunca llegó.

Y aquí estoy yo

Y quién cojones sabrá dónde andarás tú.

Hoy, mañana, al otro... qué más da!

Sin decirlo en voz alta, nos acogió el final.

De sopetón, como ocurren las cosas importantes en la vida, casi casi como a traición.


Y sólo quería decirte, si me hubieras dejado… habría querido partirte, como tantas veces partimos, ésos palillos chinos, en que, finalmente, nos convertimos.







Le he hecho un hueco al colchón
Para meter dentro el corazón.
A ver si le ponemos fin
A ti
A mí
A los dos
Gritándonos con la boca
Hasta perder la razón
Sin saber a quién le toca
Esconderse en el rincón.
Como dos profesionales
Jugando a un juego de animales.
Y tú, que has visto mi olvido
Y sintiéndote perdido
Sin dudarlo, me has vendido.
Yo, la reina de tus mares
Lejos de ser una dama
Si me sueltas en tu cama.
Yo, la reina de tus males,
Leona rabiosa,
Audaz y mentirosa.
A mitad de camino
Entre tu ombligo y el mío
Vino, divino, tu instinto canino.
Como una mala rima
Así fue la racha.
Venga ¡corre!
Saca el hacha.
Tiempo muerto
Tiempo fuera
Uno tuerto
Yo a la hoguera.
Como una bruja
De las de sombrero y escoba
Buscando formas de joderte la vida,
Llámame de todo
Y que no se te olvide loba
Que tú estás roto
Y yo hago criba.
Haré las mil y una
Tacones muy altos
Y la falda muy corta,
Bailándole a la Luna
Para que me lo reproches,
Ésta y todas las noches.



AMB